Sobre el malestar social que explota todos los días en las redes sociales; sobre las consecuencias de que Costa Rica sea hoy una sociedad profundamente desigual; sobre la violencia digital que se expresa desde sectores del poder y sobre el valor de la conversación pública, en LadoB entrevistamos al abogado y pensador Gustavo Roman Jacobo.

Algunas de las claves del momento político que vivimos hoy en Costa Rica son para Roman, la fragmentación y el desgaste del tejido social que se evidencia en las conversaciones cotidianas y en la violencia que se manifiesta cada día en la redes sociales.

“La democracia en todo el mundo está padeciendo síntomas de desgaste y creo que tiene que ver con algo de lo que yo estoy convencido: en las democracias, la conversación pública es lo mas importante. Es más importante que las leyes, más importante que las autoridades electorales y que los votos.”

“Se necesita aprecio por la pluralidad, por la diferencia, saber que otra persona piense diferente, no es una amenaza para mi vida”

Esa conversación pública, ese dialogo social, se vuelve imposible -según Roman- cuando aparecen las “verdades alternativas” cuando a los hechos se los reemplaza por “mi verdad” y cuando se le falta el respeto a quien piensa diferente.

Las palabras, nunca son solo palabras. La guerra civil española estuvo antecedida de una enorme violencia verbal en la prensa escrita de la época (…) Hay una estrecha relación entre la violencia verbal y su manifestación posterior en agresiones y violencia física en las calles (…) Las manifestaciones de odio, de acoso o de violencia no son parte del derecho de la libertad de expresión”

Estas expresiones de violencia, verbal o digital, se vuelven una señal de mayor preocupación cuando, además, son emitidas o avaladas desde figuras con mucho poder o desde cargos públicos.

“Cuando los discursos de odio se propagan con algún grado de legitimidad oficial, es una señal de alerta para la democracia, una luz roja”, expresó Gustavo Roman.

 

“Por más entusiasmo con las redes sociales, las personas deben saber que los poderes fácticos y el control sobre la conversación pública gozan de muy buena salud.

Nunca tuvimos un monopolio tan grande de la información como el que tenemos ahora”



La profunda desigualdad que existe en Costa Rica también fue analizada por el abogado y pensador que califica de “obscenos” los niveles de inequidad que existen en el país y los señala como una de las causas que explican la apatía de miles de personas en la democracia.

“La democracia necesita de personas bien alimentadas, bien educadas e integradas como para poder tener una opinión sobre el rumbo del país. Si la gente no tiene eso no importa que tengan cédula y que estén en un padrón electoral y que puedan votar porque de facto están siendo excluidos de su condición de ciudadanos.”

Para Roman, no nos puede extrañar entonces, que esas personas no muestren adhesión a un sistema que formalmente los reconoce pero en la práctica los excluye.